domingo, 19 de julio de 2009

“No me diga que usted cree en el diablo”

Siguiendo el presupuesto básico de que la historia no es otra cosa que el desarrollo de las contradicciones sociales, de la lucha de clases, han existido importantes corrientes de cristianismo marxista en el catolicismo latinoamericano. Los religiosos que se han apropiado de la obra de Karl Marx, se han convencido de que el mensaje de Jesús era de justicia y redención de los oprimidos. Bajo la influencia del materialismo histórico se interpreta la figura de Jesús en tanto luchador social, removedor de conciencias, enemigo de la enajenación y la alienación de las clases sojuzgadas.

Un relato literario afín con la teología de la liberación es El Evangelio de Lucas Gavilán, de Vicente Leñero. Como lo dice el título, esta obra es una “actualización” de uno de los relatos evangélicos, el de San Lucas. Respetando la estructura de éste, Leñero reescribe cada uno de los episodios básicos de la vida de Jesús, pero en un México contemporáneo. El libro narra a Jesucristo Gómez negociando servicios médicos para pepenadores, irrumpiendo en asambleas ejidales, mediando pugnas sindicales, redimiendo excomulgados, retando y despreciando a seminaristas e intelectuales católicos, entre otras obras.

En “Jesús y Beelzebu. Intransigencia de Jesús. Estrategia de Satanás. La verdadera dicha (11, 14-28)”se narra la historia de Virgilio Cuéllar un seminarista prominente que decide –en un momento de convicción exaltada- dejar la jerarquía eclesiástica para irse con ciertos paracaidistas de la periferia. Su historia es trágica pues las buenas intenciones del diácono no reciben buena respuesta por parte de quienes él ingenuamente y soberbiamente pensaba liberar. Virgilio es golpeado, por órdenes de un caciquillo local, y termina en la casa de un compadecido drogadicto del lugar, quien lo incorpora a un grupo de porros, clientelas violentas de políticos y autoridades represivas.

Estando en los lavaderos de la Moderna, Jesucristo Gómez escucha la historia de Virgilio de boca de un seminarista, la cual le ocasiona gran enojo. Tras el relato Jesucristo Gómez concluye, cual maestro que es:

“Cuando el diablo sale de un hombre, anda muerto de coraje mucho tiempo y no descansa hasta encontrar otro siete diablos peores que él. Se juntan y entre todos regresan al alma de ese tipo y lo vuelve más desgraciado de lo que antes era. –No me diga que usted cree en el diablo –responde el seminarista-. Es una forma de decir, no seas estúpido –gritó Jesucristo, irritado.”

“Quienes se formaron sobre todo en los años 70 y 80 estuvieron imbuidos por una corriente teológica racionalista; todo lo querían razonar y por eso dicen que el diablo no existe, que es un simbolismo nada más.” Eso fue lo que dijo el coordinador de exorcistas de la Arquidiócesis de México, Pedro Mendoza Pantoja, tras concluir el Cuarto Congreso Nacional de Exorcistas y Auxiliares de la Liberación (La Jornada; 18/07/09). No estoy seguro de que este padre se esté refiriendo al racionalismo de la teología de la liberación. Sin embargo, como se ve en el Evangelio… de Leñero, se puede razonar críticamente la presencia del mal en los creyentes. Virgilio Cuéllar, religioso comprometido con la justicia y la verdad histórica, termina enajenado: viviendo junto a un grupo de adictos, oprimidos, dedicados a la represión de los suyos. Que mayor alienación, que la de un grupo de jóvenes desposeídos que reciben limosnas por parte de políticos que se ingenian maneras de reprimir violentamente las manifestaciones de otros desposeídos.

1 comentario:

  1. El clientelismo es lo peor que hay, no hay forma de crecer ni de integrar socialmente a nadie con eso, a veces se reparten limosnas en metálico, a veces un kilo de arroz, otras un colchón, de vez en cuando promesas... y lo que es peor: a veces se reparten DOGMAS en millonadas, y la gente se come ese maldito y perverso discurso de "pobre pero honrado".
    Enhorabuena por tu blog.

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